La
inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en los entornos educativos generando
expectativas, interrogantes, resistencias y oportunidades, y como docente e
investigador en el área de tecnología escolar, he asumido el desafío de
incorporar esta herramienta de manera crítica, pedagógica y significativa. Por
tanto, gracias a la experiencia vivida junto a mis estudiantes he podido
identificar múltiples aprendizajes y también enfrentar desafíos que han puesto
a prueba la creatividad, la ética, la pasión por la docencia y el sentido
pedagógico frente al uso de tecnologías emergentes y acá comparto las lecciones
aprendidas alrededor de este aspecto:
1.
La IA no reemplaza la pedagogía, la desafía: Una de las primeras lecciones fundamentales fue
comprender que la inteligencia artificial no llega para suplantar el rol
docente ni el aprendizaje humano, sino para tensionarlo y, en ese sentido, más
que temerle o ignorarla, el reto ha consistido en entender cómo su integración
puede enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, sin que ello
signifique renunciar a la formación del pensamiento crítico, a la reflexión
ética o a la construcción colaborativa del conocimiento.
2.
Pensar antes de preguntar: la ingeniería de prompts como estrategia
metacognitiva: El
trabajo con IA generativa evidenció que muchos estudiantes estaban tentados a
pedir respuestas rápidas sin reflexionar sobre lo que estaban buscando y, allí nació
una estrategia didáctica basada en la ingeniería de prompts, donde los
estudiantes no solo escriben instrucciones para interactuar con IA, sino que
aprenden a planificar, revisar, sintetizar y cuestionar lo que producen.
3.
Sin pensamiento crítico, la IA genera deuda cognitiva: Otra lección importante ha sido
visibilizar el riesgo de que los estudiantes desarrollen dependencia
tecnológica si no se les guía adecuadamente, por ello, el uso acrítico de la IA
puede generar una “deuda cognitiva” (Kosmyna et al, 2025), donde se deja de
ejercitar el pensamiento propio y por ello, lucho día a día para trabajar con mis estudiantes en
tres niveles de interacción con la IA:
Nivel 1: No
usar IA cuando se trata de procesos que deben desarrollar pensamiento
individual (por ejemplo, construir una idea propia, resolver un problema
lógico, o escribir una reflexión personal).
Nivel 2: Usar
IA como inspiración para obtener ideas, ejemplos, perspectivas, insumos y/o
herramientas, pero con una clara intención de reelaborar, transformar y
construir algo nuevo.
Nivel 3: Usar
IA como herramienta de análisis crítico, explorando sus límites, errores,
inconsistencias y sesgos para fortalecer la capacidad de discernimiento.
4.
Aprender a dudar también es aprender: La
interacción con IA se ha convertido en una oportunidad para enseñar pensamiento
crítico en acción, pues muchas veces los estudiantes descubren que las
respuestas de la IA no son siempre correctas, ni éticas, ni contextualizadas.
Desafíos enfrentados
Por supuesto que dentro de todos estos escenarios y en este ejercicio, he podido identificar algunos retos o desafíos que me han cuestionado la forma en la que se aborda el trabajo y construcción de saberes en entornos académicos, dentro de ellos puedo destacar:1.
Romper la visión utilitarista de la tecnología: Cambiar la percepción de que la
tecnología solo sirve para agilizar tarea, ya que muchos estudiantes (y
colegas) veían la IA como una herramienta para “hacer el trabajo más rápido”,
sin reflexionar sobre sus implicaciones éticas, sus límites o impacto en el
pensamiento.
2.
Falta de formación docente frente a la IA: Muchos docentes aún no se sienten preparados para
integrar la IA en sus prácticas, ya que existe miedo, desconocimiento o
simplemente falta de tiempo para explorar sus usos y esto ha hecho que parte
del trabajo se haya convertido también en formación entre pares, compartiendo
experiencias, diseñando recursos didácticos y generando espacios de diálogo
sobre la IA en la escuela.
3.
Evitar la sobrecarga tecnológica: La
incorporación de herramientas emergentes como la IA puede generar saturación si
no se planifica adecuadamente, allí, el desafío es no caer en el
tecnocentrismo, entendiendo que el centro de la educación sigue siendo el
estudiante, su pensamiento y su desarrollo integral.
4.
Gestionar la ética del uso de la IA: Otro
reto ha sido enseñar a los estudiantes a usar la IA de forma ética y
responsable. Esto incluye:
- ·
No
hacer plagio ni presentar respuestas generadas por IA como propias.
- ·
No
utilizar IA para difundir desinformación o contenido inapropiado.
- ·
Reconocer
cuándo una respuesta de IA puede estar sesgada o mal formulada.
Para
esto, ha sido clave crear acuerdos de aula, desarrollar casos simulados, hacer
análisis de dilemas éticos y fortalecer una cultura digital crítica basada en
el respeto, la integridad y la responsabilidad.
5. Superar la brecha de acceso: Aunque muchos estudiantes acceden a herramientas de IA desde sus dispositivos personales, aún existen barreras de acceso en algunos contextos y esto exige diseñar estrategias híbridas, donde la enseñanza sobre IA no dependa exclusivamente del acceso a plataformas digitales, sino que también se trabaje desde lo análogo, lo reflexivo y lo colaborativo.

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