En estos días estoy siendo más consciente de que los jóvenes
del contexto en el que me desenvuelvo han hecho más popular y útil de lo
normal, una expresión muy propia de Colombia y así lo planteo, porque solo aquí
y en uno que otro país de habla hispana expresamos nuestra duda frente a un
planteamiento, incredulidad y/o confusión diciendo “¿Cómo así?”
No obstante, digo que la han hecho más útil de lo normal, si
es que se puede considerar útil en vez de forzado e innecesaria, porque
considero que las palabras y/o expresiones tienen su contexto específico y que
son usadas donde realmente es necesario, sin embargo, es más común de lo que se
podría pensar el uso de dicha expresión, en especial en la jerga de los jóvenes
y adolescentes.
Lo particular del asunto, es que, si bien es una forma de
alegar frente a una duda o incredulidad, hoy por hoy se está usando para
expresar su negativa o desacuerdo frente a situaciones en las que no viene a
lugar decirla en la situación que está ocurriendo, es decir, tal expresión queda de más.
Por citar algunos ejemplos, lo utilizan para expresar:
ü
Profe, a mí se me olvidó la tarea, pero yo vine
a clases, ¿Cómo así?
ü
No couch, ¿Cómo así? ¡ese ejercicio que me está
poniendo está muy duro!
ü
Hermano, usted está tan desatinado escuchando
música sin audífonos ¿Cómo así?
ü
Ma’, ¿Cómo así? Usted no me dijo que íbamos a
salir a esta noche, yo hice planes con mis amigos
ü
Este clima, cada vez está cada vez más raro
¿Cómo así?
Con ello, lo que vengo a percibir en medio de esta situación
es que existe una evidente carencia en la argumentación y, por tanto, el
coloquialismo ha hecho que se introduzcan expresiones cada vez más vacías en el
lenguaje; y digo que me parecen vacías porque realmente insisto en que no
vienen a lugar y que por el contrario sobran, ahora, si vamos a hablar de
coloquialismos, estos son válidos y utilizables, pero en situaciones como esta,
los muchachos están pasados. “¿cómo así?” (?)
Así mismo, es el caso de otra expresión, y esta si me parece
el colmo, porque revela y no queda duda que se utiliza como forma de manifestar
que hay un gran cantidad de cosas por decir, pero que no existe la coherencia argumentativa
para hacerlo o en su defecto, la pereza mental para argumentar es mayor y es muy
propia en los jóvenes del contexto de mis estudiantes, para decir,
por ejemplo:
ü
Juanes, imagínate que este man me salió dizque
‘tin’
ü
No, si supieras que fui a hablar con mi mamá
sobre el tema de esta pelada y me dijo dizque ‘tin’ y que ‘tales’, que así no
era
Lo que viene a ser particular en este asunto, es que el
argot popular que integra los códigos restringidos de los jóvenes y
adolescentes es tan restringido, que, entre ellos, a lo mejor habrán entendido
lo que se dijo o en su defecto, no se interesan en lo que existe más allá de la
expresión vacía.
Aquí, si me atrevo a decir: no sé quien les hizo tanto daño,
tal vez un streamer, youtuber o tiktoker de seguimiento constante, (ojalá no
sea Wetscol, quien es el ejemplo claro de cómo NO se debe argumentar una idea)
pero si son este tipo de personas que demuestran que en su formación
argumentativa existe tan poco, pero tan poco que lo único que tienen es dinero,
le están haciendo mucho daño al intelecto y sentido argumentativo de los chicos
que vienen creciendo alrededor de dichos entornos virtuales.
Pero así como otras veces lo he dicho, una vez más lo afirmo: no son las redes sociales, las
tecnologías, ni los entornos virtuales el problema, considero que somos
nosotros quienes tenemos la oportunidad de decidir qué contenido escogemos,
seguimos y alimentamos y el problema está en que se siguen alimentando y llenando de contenidos de los mismos estúpidos.
Si eres estudiante, padre de familia o profe, tienes en tus
manos la responsabilidad de saber escoger y dominar dichos entornos y no que
ellos te dominen a ti y a los tuyos.
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