Capacidades y competencias que el dinero no puede comprar

 Capacidades y competencias que el dinero no puede comprar

Hace unos días vi un experimento social en donde se hacían entrevistas a jóvenes creadores de contenido y estudiantes de universidades sobre temas de cultura general, los primeros quedaron muy mal de respuestas frente a los otros. Pero los primeros, con muy buenos ingresos económicos, los otros en proceso de formación para la construcción de proyectos de vida que, hasta sus fechas, podrían sufrir de ambigüedad.


Bien es sabido entre las nuevas generaciones y quizá menos conocido entre algunas más antiguas, que las redes sociales y la internet en general se han vuelto una excelente estrategia de interacción y crecimiento económico: una muy buena fuente de ingresos. Sobre todo, por el hecho de que es el dólar la moneda que define las compras y ventas al interior de estas plataformas y ya sabemos el valor que este representa para Latinoamérica.


Es por ello que me parece excelente que existan jóvenes y adolescentes que alrededor de los 15 o más años de edad ya se encuentren devengando sus propios ingresos, basados en el contenido generado en sus plataformas de interacción social.


Por tanto, no se puede esperar menos, puesto que como humanidad estamos llamados a hacer uso de las oportunidades que la vida nos brinde con el fin de que nuestra supervivencia y calidad de vida pueda mejorar y mucho mejor, si se hace a través de algo que nos apasione, y mucho mejor, si esto simultáneamente, gusta a los demás. Mucho más cuando se alcanzan ciertos estándares de contenido, en donde muchos creadores se relajan, la cogen suave, se dan espacios sabáticos, debido a la forma automatizada en la que sus creaciones colgadas en servidores web, están generando ingresos, mientras ellos se encuentran en una playa del caribe, conociendo fríos paisajes de la montaña o compartiendo en familia, siendo sus propios jefes o como decimos en el argot coloquial: manejando la tranquilidad.


A mi juicio esto es tan importante, que representa una nueva forma de generar dinero, inclusive riquezas, y que, además, está quitándole muchos jóvenes a espacios nada edificantes: las drogas, el alcoholismo, la delincuencia. Por el contrario, hoy por hoy, esto se ha vuelto para ellos, su estilo de vida; y las páginas que han creado en cualquiera de las redes sociales o plataformas digitales, son espacios en donde nadan como pez en el agua.


Pero, lastimosamente, hay cosas que el dinero no puede comprar.

Así, se ha vuelto tan importante crear contenidos de humor, tecnología, música, y otros para redes sociales, que se ha relativizado o minimizado aspectos relacionados con conocimientos del ámbito académico. Por una parte, no es un secreto que ya no se denota preocupación en muchos jóvenes y adolescentes por ingresar a las instituciones de educación superior y con toda razón, ya que estas han caído en el uso de metodologías tradicionales que distan de los intereses y estilos de comportamiento de muchos jóvenes de hoy por hoy.

Por otro lado, si bien, hay espacios universitarios que conversan con las necesidades del mundo actual, existen jóvenes que prefieren obviarlos o dejarlos de lado, puesto que podrían considerarse un atraso en su camino o proyecto de vida, que poco o nada puede aportar a la creación de contenidos que están implementando en la web. Todo lo anteriormente dicho, podría evidenciarse desde los estudios técnicos hasta las maestrías o doctorados. La secundaria y media, si bien tienen similitudes de situación, las enmarco en otra conversación.


Por tanto, más que una problemática, podría decirse que la presente situación, son planteamientos que podrían ser objeto de cambio o evaluación para un crecimiento social, más acorde a las necesidades del mundo actual.


Es por ello, que considero que podría hacerse más productivo que existieran creadores de contenido de cualquier tipo que, así como hablan con propiedad de las diferentes formas en las que pueden generar ingresos a través de sus plataformas en internet, tuvieran la capacidad de vincularse de manera crítica a situaciones de contextos circundantes, necesarias para la transformación de la sociedad circundante.


Hace unos días vi un experimento social en donde se hacían entrevistas a jóvenes creadores de contenido y estudiantes de universidades sobre temas de cultura general, los primeros quedaron muy mal de respuestas frente a los otros. Pero los primeros, con excelentes ingresos económicos, mientras que los otros, solo en procesos de formación para la construcción de proyectos de vida que hasta sus fechas podrían sufrir de ambigüedad.


Hay que ver qué tan capaces estos creadores de contenidos pueden ser capaces de redactar críticamente un ensayo, expresar claramente su apreciación personal sobre un tema social serio, o fomentar conciencia crítica en quienes interlocutan con ellos sobre temas diferentes a los académicos.


Ojalá este tipo de reflexiones nos conlleve a salir de trivialidades de contenido que tanto se pueden apreciar en redes sociales y se puedan establecer acciones que apunten a crear sentido social, construcción de conocimientos y acciones que vayan más allá de los mismos posts, pero en otras páginas; los mismos chistes, pero con otras voces; y las mismas bromas dramatizadas, pero con otras caras.


Finalmente, tengamos presente algo: Trabajar con redes no está para nada mal. Mientras esto nos haga felices y podamos fortalecer nuestra calidad de vida, las mismas, se vuelven un catalizador importante de fundamentos y razones para vivir, pero es momento, de ser más críticos de manera simultánea a la creación de contenido web.


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